martes, diciembre 06, 2005

¿CUÁNDO LAS MUÑECAS COMENZARON A TENER TETAS?


Cuando yo era una niña mis muñecas eran bebotas o nenas porque yo elegía que así fueran. ¡Porque eran mis hijas! Sino, ¿De qué otro modo podían serlo?
Así fue hasta que mi hermana que es 4 años mayor que yo, pidió que le compraran una muñeca articulada. Era rubia y de ojos claros, la llamó Yoco. A mí, para evitar como siempre posibles celos, me compraron una también... ¡O quizás porque la pedí!, no lo recuerdo. Ella era morocha y de pelo rizado, labios gruesos y unos enormes ojos azules. La llamé Nancy. Siempre había una disputa entre nuestras muñecas por conquistar a nuestro muñeco articulado varón, en la que, por supuesto, siempre llevaba las de perder mi muñeca porque era morocha, según eran los argumentos de mi hermana.


"¡Es que es así!!"... Siempre dentro de esta sociedad, la occidental, lo blanco y rubio es lo puro, lo angelical y lo bello, cuando lo negro y morocho es lo malo y lo feo. ¿Mi hermana de dónde lo habrá adquirido cuando chiquita? Acaso la sociedad es el reflejo de lo que uno ya trae en los genes? ... Es curioso cómo criándonos juntas en la misma casa con los mismos padres, a mí siempre me gustaron los más negritos de la escuela, bueno, uno que otro rubio también jajaja.
Pero digo, volviendo al tema de las muñecas, nadie puede decir que una empresa de juguetes como Mattel con Barbie a la cabeza, es la generadora de semejantes normas de valores, sin embargo, sí es probable que ciertos productos y sus comunicaciones potencien ciertos patrones culturales aprovechándolos para posicionarse en pos de un buen negocio sin tener en cuenta los perjuicios que pueden estar generando dentro de la comunidad y en la formación de sus individuos, sean estos adultos o no.

Pero ni estoy en mi rol de publicista, ni pretendo buscarle soluciones al mundo, yo sólo estaba recordando que quien puso entre mis muñecas con cuerpo de nenas o bebés, estas otras con cuerpo adulto fue mi hermana. Aunque ahora que lo pienso antes de las articuladas estuvo Sandra también, la muñeca que teníamos con cuerpo de gimnasta, con buenas formas pero más disimuladas, siempre la tomábamos por una pierna y la revoleábamos en el aire provocándole saltos mortales sobre la cama, qué groso... Sandra no era del tamaño de una articulada, era más grande, la recuerdo casi siempre desnuda, ¿Por qué sería?

Igual siempre para mí fueron mejores los tiempos de bebotas y muñecas de gran tamaño... Aunque si vamos a sincerarnos, los recuerdos concretos de mi infancia de mayor emoción son los paseos en bici, el cazar mariposas o luciérnagas, achicharrar gatas peludas con una lupa al sol, armar casitas con ramas, y las inolvidables (sobre todo para mi mamá) comiditas hechas con pétalos y hojas... ¿Alguien alguna vez, habrá querido probar en serio mis milanesas de Malvón?