A veces
simplemente sentimos el impulso de ponernos en marcha.
Pero ese
impulso es tan fuerte y tan repentino que nos movemos antes de saber adónde ir.
Es probable
que en el camino nos equivoquemos y debamos pegar el volantazo pero, no importa, tampoco si había plan de viaje o no. Lo importante es
darse cuenta de que no es un momento cualquiera.
Debemos aferrarnos
a ese impulso por avanzar porque es nuestro
corazón intentando manifestarse. Y a lo mejor, esa manera torpe sea la única que tenemos para hacerlo, y es válida.
Cuando tenemos por muchos años los mismos hábitos, es muy difícil tomar la decisión de realizar un cambio, y mucho más difícil
implementarlo. Así que cualquiera sea la manera, hay que poder abrazarla con amor, salga como
salga.
Es el
comienzo del cambio.