Estoy en mi balcón y tengo un Te quiero entre mis manos. Siempre tengo esa sensación conmigo; me pregunto si toda la gente la sentirá. En general es pensando en alguien pero algunas veces ni siquiera... Supongo que será la represión de pronunciarlo que se me va acumulando en el pecho.
A ver si logro explicarlo. Es como si fuera un puñado de muchos panaderos juntos que se generó brotando desde mi pecho, y fue recorriendo ambos brazos hasta llegar a los extremos, mis manos.
Y estoy a punto de soltarlo. Espero que vuele bien alto hasta perderse entre las nubes. Espero que cante bien fuerte, donde nadie pueda oírlo, o mejor aún, lo oigan todos pero no puedan reconocer su voz, así nadie se apropiará de él y podrá volver a mí siempre que quiera.
Abro mis manos despacito y soplo, ahora que nadie me ve.
–Andá, y viajá hasta donde quieras llegar, sentí la excitación de ser libre, mientras yo descanso de la culpa que me da apretujar tanto para evitarte salir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario