Algunos muebles, los que no se vendieron, en el Galpón de Pablo.
Mis pertenencias más preciadas, en San Miguel, se fueron yendo en viajes que hizo papá con su Regata intentando rescatarme de este futuro incierto que lo preocupa tanto como a mí me alegra.
Lo que vendí, lavarropas, sommier.. los pasaron a buscar con fletes.
-Y conmigo, con mi cuerpo digo, qué hago ahora?
- Y... lo vamos viendo viste, unos días acá, otros días allá...
¿Será muy raro lo que estoy haciendo? Será que la nena no quiere volver a la casa de los papis? Loseeeeeer!
O quizás mejor, tiene que ver con esta necesidad permanente de incertidumbre y movimiento, al menos suena más cool...
En fín, nadie dijo que sería fácil, no es mi cama, no son los ruidos de mi vecindario, ni los olores de mi casa, sin embargo tiene su buen gustito, es distinto, es nuevo, y sobre todo efímero.
Y... despertarme a las 5am porque la gatita de tu amiga (María me dejó las llaves para que habite su morada mientras vacaciona con Santi en Bariloche) te despierte trayendo una cucaracha viva a la cama, no es de las mejores experiencias nocturnas que he tenido. Pero, vamos por más y mejores, coño!
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