FUE EL VIENTO, CHE

Domingo a la noche la línea B nos barrió de Malabia a uno, de A. Gallardo al otro, hasta juntarnos a ambos en C. Gardel, qué estación más propicia para una clase de tango, ja!

Luego de la clase, el 168 nos llevó a la milonga de Cabrera, y entre el café con canela y unos puchos, bailamos unos tanguitos que oscilaron entre una conexión perfecta por momentos y berrinches por desaciertos en otros, pero estuvo bien.

La circunstancia traía la clásica pregunta "tu casa o la mía?" pero alguien preguntó si extendíamos la noche hacia una Viruta... que gráficamente si mirás un mapa se trata de eso, de caminar sólo unos metros saliendo de un lugar pa meterte en el otro... y así fue que nos dejamos llevar desde Cabrera a Armenia. Mesa junto a la pista, encuentro de amigos, charlas, más baile... y las horas que seguían pasando.

Ahora decime, ¿En qué momento, y cómo pasó, que el viento decidió barrer a los rubios solamente hacia algún sitio que no me incluía? ¡Y se los llevó!! Sí, el chongo, sobre el final, tipo 3am, decidió irse con una rubia -La gringa era muuuy linda por cierto, aunque sólo de cara, porque para sobrada belleza en el rostro contrarrestaban la falta de tetas y el bailar horrible-
A ver si entendemos algo, pajarito, que ante todo, se es caballero, y ¡No se deja al otro plantao en papel de reverendo papamoscas! (en este caso, yo). ¡Qué falta de educación!

Pero así es como uno aprende, claro que sí. ¿A qué? A que todos somos barriletes pues, y hay que saber remontarse a tiempo para pasarla bien.