lunes, febrero 26, 2007

HIERRO 3


Abandoné Warnes por obligación a fin de año.

Y por placer y locura acepté un nomadismo inusual: Durante enero y febrero, usurpar domicilios como en Hierro 3, pero a diferencia de Tae-suk, yo no entraba violando cerraduras, cada una de mis amigas fue entregándome las llaves de su morada... aún así, la sensación de estar interpretando el papel de Tae-suk fue inevitable. Sobre todo en los momentos en los que entré en contacto por primera vez con cada lugar, con los objetos, con la cocina, el baño, la habitación, los libros, la música, la ropa, las cremas antiarrugas, las alacenas, encontrarme con detalles tan íntimos de cada una fue una experiencia increíble.
Esas personas que aprecio, con quienes converso, comparto momentos, estaban ahí como en una gigantesca vidriera exponiéndolo todo para mí, sus obsesiones, sus intereses, sus gustos, su vida...
María primero, en Palermo, Andrea después en Belgrano, Sol en Palermo, María en Palermo otra vez y por último Caro en Acassuso, todas abrieron sus puertas a mi necesidad (aunque dicen que fue necesidad de ellas también: regar plantas, alimentar al gato, dejar alguien en casa para evitar robos), desde todas lo percibí como un generoso regalo que hicieron a mi circunstancia.

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