Bandera, leyes, territorio, fútbol, feriados, himno, políticos, moneda, bla, bla, bla,... No es eso lo que me da el sentido de pertenencia. No.
Argentina entre 2010 y 2016 está cumpliendo 200 años, joven eh? ¿Me emociona pensar en los Revolucionarios de Mayo? El Cabildo, La Casita de Tucumán? No. Fueron hombres de mucho coraje, con valor para luchar por ideales, intereses, independencia, les debemos el país que tenemos hoy pero, no me viene el sentirme argentina pensar en ellos ni llevar la escarapela al pecho.
A mí, la identidad y el arraigo me lo da la gente. La gente de hoy, la cotidiana, esa gente que encontrás acá y no en otra parte. Me siento argentina cuando escucho el hablar del porteño compadrón, la "erre" pronunciada por el santiagueño, el acento del saludo "qué hacé culiao!", el norteño petizo pinta de inca tocando un charango, la polvareda que levantan los changos bailando chacarera, la señora de manos con surcos sacando el pan casero del horno de barro, la mateada de los domingos en familia, los amigos organizando el asadito, la pasión del milonguero que baila tango hasta la madrugada, el aguante del laburante que pone el lomo diez horas por día, siente que le pifió al voto en todas las elecciones, y sueña todavía con un futuro mejor.
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